Por Iñaki Figueiredo
José es un hombre joven, 43 años. Acude a la consulta por un problema de autoestima, nerviosismo y estrés. En la entrevista inicial antes de comenzar a trabajar le observo tenso, con las manos en garra muy tensionadas.
Le pregunto si tiene algún problema en los dedos de las manos, me responde que no, que el problema de los dedos lo tiene en los pies. Según dice sería el hombre más feliz del mundo si no tuviese cinco dedos, sino cuatro en cada pie. Dice que el dedo pequeño le sobra, que es insoportable mirarlo.
“¿Cómo de insoportable?” -le pregunto. Su respuesta: “¡Ufffffffffff! Me dan ganas de salir corriendo. Es que no puedo ni hablar de ello. Cada vez que me toca cortarme las uñas de los pies creo que voy a morirme, la sensación es tan insoportable, tan mala, que prefiero ni acordarme de que tengo dedos en los pies. No puedo ni tocármelos.” Bien me digo, un reto que se me presenta.
Comienzo a trabajar con el paciente tumbado en la camilla. Su grado de incomodidad o de fobia al pensar en sus dedos pequeños de los pies es de 10/10. Comenzamos haciendo tapping sobre los puntos y mencionando frases como:
Aunque tengo 5 dedos en mis pies y creo que me sobra uno, me acepto total y profundamente.
Estos cinco dedos.
Este dedo que me sobra.
Esta sensación tan incómoda en mi pie.
Al final de la primera ronda después de haber hecho el 9 Gama la intensidad baja a 7/10. Continuamos con una segunda ronda, donde sale un hilo de unos zapatos que le apretaban. Es el día de una celebración familiar, está incómodo. Continuamos con el tapping y surge un recuerdo de su hermana mayor llorando. Trabajamos estas emociones, estos recuerdos,
Al final de la ronda su intensidad ha bajado a 4/10. Seguimos con "los restos":
Aunque aún me queda algo de tensión al recordar aquellos hechos, me quiero, me acepto y me amo profundamente.
Estos dedos de mis pies.
Estos preciosos y mágicos cinco dedos.
Esta sensación de confort.
Final de la ronda, su fobia ha desaparecido. Le sugiero mirarse los dedos de los pies, lo hace. Sugiero entonces que se toque los dedos, en concreto comenzar desde el dedo gordo hasta el pequeño. Su cara es de puro asombro; ¡después de más de 35 años sin poderlo hacer, vuelve a sonreír al poderse tocar los pies!
Espero que esta experiencia pueda servir a otros que traten con fobias similares.
Un cálido abrazo.
Iñaki Figueiredo
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En los artículos que aquí se publican se supone que tienes un conocimiento práctico de EFT. Los principiantes pueden aprender de los mismos pero se les aconseja descargar y estudiar el manual gratuito para una comprensión más completa.